04/10/2023

Y un día… ¡la vida!

“El infierno es la verdad vista demasiado tarde”

Thomas Hobbes.

Por: Juan M. García Escalada (Psicólogo Social, Sexólogo Social y docente).

Cuando vives atento (no pendiente) a tu mundo interior, las “incomodidades” externas las puedes discernir sin tomarlas como pretexto y culpar a los demás. Ello nos hace sentir que somos jóvenes en tiempo vivencial y social-cultural.
¿Viejos- adolescentes? No. Sí, adultos, que es lo que embellece por fuera y por dentro a nosotros los humanos.
Vivir es construir arte en nosotros. Los espejos nos muestran varones que quieren poder. Ya sea político, económico, social; y en el fondo, ellos llegan a no “Poder” (hay cosas que no se reemplazan).

Como lo expresara Jiddu Krishnamurti, cuando hacía referencia a nuestra educación en la vida, y que nos formará como personas: “La Educación no es la simple adquisición de conocimientos, ni coleccionar y correlacionar datos, sino ver el Significado de la vida como un todo”. Esa educación se inserta en juventud eterna, sin tiempo, ni espacio, para llegar a ser el 10 *.
La presente educación nos lleva a pretendidas juventudes idas, -que son etapas, muchas de ellas añoradas-, porque no se nos enseñó a vivir. Confundiendo de modo continuo acumulación-eternidad, con sabiduría de vivir (el capitalismo hizo la confusión).
La vida no es exclusiva para gente inteligente. Es más sencillo de lo que nos imaginamos. Es cierto que nacemos y vamos a morir. Y ese final nos asusta porque amamos la vida, pero no nos enseñaron a amarla sino a temerla.
Cuando en tu viaje te detienes en los detalles del paisaje en el cual vives cada día, la vida se transforma en un deleite que no importa cuando morirás. Sino que ella (la muerte) llegará como un paso más a otro viaje, misterioso en sí, pero nada de que temer.

Disruptivo: * 10. El ser humano califica con el 10 a todo lo que resulta excelente. Observemos al número, que como refería el griego Pitágoras, es el concierto de las matemáticas las que danzan en el universo. El -1- representa la Unidad, ya que todo en su fractalidad se une. El -0- es el átomo vacío que nos muestra la física cuántica. Todo es vacío con unidad en el universo, y nosotros debemos encontrar, en nosotros, el sentido que hay en esa relación entre 1 y 0. Que cuando la encontramos nos califica con ese número. La Unidad en el Vacío: La dialéctica a encontrar.
En su inconsciente, el humano ha calificado como excelente esa unión, porque sin darse cuenta no hay nada más que eso en el Universo, unidad con el todo y el vacío nuestro, por nosotros desconocido y animarse a conocer. Sentido real de la existencia humana.
Ahora…
¿Por qué morimos enfermos? Deberíamos hacerlo con paz, risueños, completos. Sin embargo la cultura que nos enseñan es educar comparándonos con otros, y sabemos que si me comparo me hago daño a mí mismo. La cultura es la de sobrevivir, siempre en función de las metas que nos ponen adelante los demás.

Somos la especie de deseos exponenciales. Comemos sin hambre. Bebemos sin deseos. La que viste sin pensarnos en nuestra personalidad, (a la moda). Cuando ésta -Como será de fea que cada seis meses cambia-. Creemos ir a un lugar y siempre estamos aquí.
Corremos veloces escapando a nuestros miedos que depositamos en seres y objetos. Y no circulan por nuestro interior sino mandatos que terminan dañando a veces de la peor manera. Por eso, llegamos a viejos decrépitos, enfermos, cínicos, tratando de emular juventudes pasadas, eso, juventudes pasadas (nos llenamos de creencias juveniles, hombres y mujeres) y no aprendemos a abandonar con donaire las vivencias de juventud. Etapas: Eso es sabiduría. Llegar a ser viejo sabio antes que viejo.
¿Cuándo comienza el cambio? Siempre hay tiempo. En la serie “La ley y el Orden”, un compañero le comenta al otro, sobre por qué de la conducta de aquel otro, que muestra su malestar exterior. Y éste le responde: “Quién no. Acaso ¿no sabes por qué trabajamos?” Fantasmas que escondemos en el afuera-trabajo.
Todos tenemos miedo a aceptar y enfrentar nuestros temores. No escaparnos de nosotros mismos.
Ahhhh!… Marie-Henri Beyle más conocido por Sthendal en su segunda gran novela, “Lucien Leuwen, ou, L´amarante et le Noir”, leemos: “Adiós amigo, intenta no ocupar tu vida en odiar y tener miedo”.

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