Vuelan alto los sueños de la cervecería artesanal Traumer de Jesús María
Dieron sus primeros pasos en 2017 y en seis años, pasaron del quincho familiar a una moderna fábrica en Monte Cristo.

Todo comenzó en el quincho familiar de Andrés Basso en Jesús María donde floreció el primer modelo de negocio. Basso ni siquiera era un gran “tomador” de cerveza, pero un documental de la reconocida marca Guiness le abrió la cabeza y no dudó en proponérselo a su primera socia, la ingeniera agrónoma María Inés Amuchástegui.
La familia y los amigos fueron los primeros integrantes de un selecto club de cata que se dedicó a paladear cuáles eran las cervezas que mejor se adaptaban al gusto de la mayoría y la selección se redujo entonces a seis variedades. Con ese norte, arrancó todo lo que vendría después.
Así fueron los inicios de la cervecería artesanal Traumer que hoy tiene su planta fabril en Monte Cristo y es un lugar donde dan ganas de quedarse por lo acogedor y el buen gusto con el que está hecho todo.
Traumer significa soñador en alemán y, quizás, no haya palabra mejor para calificar esta iniciativa que empezó a tomar forma en 2016.

Músculo más corazón
“Queríamos una fábrica mostrable. Estar en un ambiente de trabajo donde tengamos ganas de estar. Por eso diseñamos nuestros propios muebles y transformamos el lugar usando nuestras propias manos. La cuarentena nos brindó mucho tiempo para eso”, revela Basso sobre el emprendimiento fabril.
“Pasamos -añade Basso- de tener tres tanques chicos que funcionaban con una bomba de lavarropas, a tener tanques enormes de acero inoxidable y 14 bombas que se regulan cada una con su propia computadora”.
El salto cualitativo fue posible gracias a la incorporación de tres nuevos socios y de la tecnología para poner la fábrica a la altura de cualquiera de su tipo en el resto del mundo.
“Nos anima pensar en que podemos llevar nuestro producto a cualquier lugar del mundo”, revela Basso que no duda en calificar al emprendimiento como una empresa global de bebidas y que ya tiene en carpeta nuevos desarrollos paralelos a la cervecería.
Con maquinaria importada desde Italia, Alemania y China -combinada con bastante industria nacional-, y una consultoría canadiense les ayudó a diseñar la fábrica dentro de los más altos estándares de calidad.

Oferta distintiva
Por lo pronto, ya tienen en el mercado barriles para cerveza “tirada” y latas de las variedades Amber, Porter, Apa, Golden, Ipa, y Wheat. Esta semana, sin ir más lejos, incorporaron otra a la colección: una Tripel.
“Diseñamos recetas con sabor, cuerpo, intensidad. Nuestro producto fue siempre más caro porque muchas materias primas son importadas. Nuestro desafío es que mucha gente más conozca. Aquel que prueba nuestros productos los valora un montón”, confía el emprendedor jesusmariense.
Hoy, tienen venta en la ciudad de Córdoba, un poco en Santa Fe, y algo en Tierra del Fuego. Se puede encontrar en los supermercados Tadicor y Cordiez.




“Nos interesa el segmento de productos premium. No queremos competir contra productos industriales ni contra esas industrias que son gigantes en el mundo. Vamos por otro lado”, culmina Basso.