

La cisterna construida en 2009 también reveló fallas importantes
Llamen a un sacerdote sanador o a un exorcista la próxima vez que tengan que hacer una obra para llevar soluciones a Sierras y Parque.
Hasta ahora, las dos veces en que el municipio de Jesús María consiguió financiación nacional, para una obra de agua trascendental, fracasó con todo éxito.
Entre 2008 y 2009, el municipio contrató a la empresa Martinazzo para construir una cisterna de dos millones de litros de capacidad, ubicada frente al predio de extracción de agua potable sobre la ruta E66, e invirtiendo casi un millón de pesos que financiaba el gobierno nacional.
Cuando en marzo de 2009 se le hizo la prueba hidráulica, la cisterna perdía por todos lados. No resistía la cantidad de litros para la que había sido construida. La UNC, en 2012, señaló que la obra presentaba serios problemas estructurales y de estanqueidad.
A mediados de 2014, finalmente, la empresa constructora se hizo cargo de ejecutar unos refuerzos con pilotes y viga perimetral con lo que el municipio pudo comenzar a hacer uso de la cisterna, aunque nunca al 100 por ciento.


Acueducto también fallido
Con aquella “fallida” cisterna ya en funciones, en 2017 se proyectó una nueva obra para darle, finalmente, el uso proyectado. En la segunda gestión del exintendente Gabriel Frizza se obtuvo financiación dentro del Programa de Mejoramiento Barrial para los barrios Costanera y Sierras y Parques.Y para este último se previó, entre muchas otras obras, la ejecución de un acueducto que partiría de barrio Los Nogales, ingresaría en la escuela de Suboficiales de Gendarmería, y en algún momento se uniría a la red de agua potable existente sobre la calle 168.
El acueducto tenía que sumar 3,5 kilómetros de distancia con cañería de 315 milímetro de diámetro. Demandaba cuatro meses de plazo y una inversión de $ 5 millones.
Pero ni la obra demandó cuatro meses ni los trabajos dieron los frutos pretendidos. Y, al igual que la cisterna en 2009, al hacer las pruebas hidráulicas se descubrió que el acueducto perdía por todas partes.
Y lo que iba a ser una solución de fondo para un problema histórico de Sierras y Parques, la provisión de agua potable, quedó en la columna del “Debe”.
El secretario de Desarrollo Urbano, Edgar di Filippo, encaró una inspección a la obra y sugirió al Ejecutivo que dé por concluido el contrato, después de intentar sin éxito que la empresa constructora repare las deficiencias.
“Los problemas graves se detectaron con las pruebas hidráulicas a zanja abierta y a zanja tapada, porque ninguna de las dos se hizo. Para ponerla en marcha, probablemente, gastemos lo mismo que lo que costó la obra”, explicó Di filippo.
Respuesta de la oposición
La exintendenta Mariana Ispizua, de cuya gestión proviene la obra, señaló que el municipio tiene una garantía doble para asegurarse la finalización de la obra y se lamentó de que la actual gestión no la haya convocado para preguntarle sobre los términos y pormenores de la obra. “Pensé que las críticas a mi gestión habían terminado en marzo”, señaló con ironía.