La Fiscalía de Instrucción de Jesús María, apoyado por el Instituto de Medicina Forense y personal de Policía Judicial, confirmó el hallazgo de restos humanos en un cerro de la Reserva Natural de la Defensa de Ascochinga.
La sospecha con un alto grado de certeza es que pertenecen a Nicolás Argüello, cuya desaparición se denunció a fines de 2018.
El material óseo se encontraba al pie de un árbol y en un lugar bastante inaccesible ya que se trata de monte cerrado, sin sendero reconocible más que el que van surcando el ganado.
De hecho, para el contingente que debió llegar hasta el lugar, unas diez personas, supuso una caminata exigente, con bajadas y subidas, guiados por un baqueano del ejército que los guió hasta el lugar.
Según se supo, fue personal militar el que produjo el hallazgo de los restos mientras practicaban maniobras de entrenamiento y dieron aviso a las autoridades judiciales.


En el sitio, fueron encontrados los huesos, junto a la vestimenta, las pertenencias (una mochila negra marca Wilson), la billetera y la documentación del joven caroyense que tenía 25 años cuando desapareció y que cumpliría 29 el 22 de este mes.
“Todos los indicios nos dicen que se trata de él, pero la prudencia nos obliga a esperar los resultados de las pericias forenses para asegurar que los restos también son los de él”, graficó personal que trabaja en el equipo del fiscal Guillermo Monti.
Desde la fiscalía confirmaron que dieron aviso sobre la novedad a las hermanas de Nicolás ya que su padre Roque, uno de los primeros que denunció la desaparición, falleció tiempo después.


Una búsqueda infructuosa
A los pocos días de la desaparición de Nicolás, producida el 9 de diciembre de 2018, y difundida su foto en los medios de comunicación, la familia recibió cuatro llamadas diferentes de personas que decían haberlo visto en la ciudad de Córdoba, en Santa Fe, y hasta en Las Grutas (Río Negro).
Pero la propia familia sugirió que lo buscaran en Ascochinga a sabiendas que era un lugar que visitaban con frecuencia y que tiene diferentes circuitos para caminar bordeando arroyos y ríos.
Con ese cometido, personal especial de Policía rastrilló la zona alrededor del 20 de diciembre de ese año sin éxito alguno. Lejos estaban de saber que Nicolás había elegido una senda escasamente transitada y de difícil acceso.


Es que se encontraba a 1,5 kilómetro del vado sobre río Carapé que es el lugar que los lugareños eligen para hacer senderismo a locaciones cercanas como Tres Cascadas, dique Las Ranitas, Valle de los Osos, Cascada Escondida, y Cerro Ascochinga (Piedra Blanca).
Y también estaba a 1,2 kilómetro de un liquidámbar centenario que está dentro del predio de la Fuerza Aérea.
En estos casi cuatro años, centenares de runners y trekkineros le han pasado muy cerca al lugar del hallazgo sin siquiera sospechar que el joven desaparecido podía estar allí.
En la tarea de relevamiento del hallazgo participaron profesionales de fotografía, huellas, y planimetría de la Policía Judicial, tres profesionales del equipo antropología forense, el fiscal Monti y una de sus prosecretarias, policías de la departamental Colón, y personal del Ejército.