
Desde que la curva de contagios de Covid-19 se incrementó de manera vertiginosa, se vienen multiplicando los discursos que responsabilizan a la juventud de ser la propagadora del sars-cov-2.
No sólo eso: vendría a ser la juventud indolente que está poniendo en “peligro de muerte” a los grupos de riesgo y a la tercera edad.
Y aunque las generalizaciones son estúpidas, en este caso la estupidez viene amplificada por el discurso de periodistas de cierta trayectoria y medios de proporción gigantesca.
La socióloga Fabiana Solano, que se especializa en culturas y prácticas sociales, que vino a relativizar esta acusación que criminaliza a la juventud.
“Suele hacerse hincapié en la proliferación de fiestas clandestinas, el aumento de la actividad social por las fiestas de fin de año, la exacerbación de las libertades que produce el espíritu del verano, en conjunción a ciertas emociones de omnipotencia e impunidad vinculadas a las características de dicha etapa vital”, señala la socióloga y se pregunta: “¿Pero se trata exclusivamente de un fenómeno juvenil? ¿Qué mecanismos sociales y estigmas se ponen en juego al señalar un único culpable? ¿Cuánto de esto tiene que ver con los modelos de subjetividad que la sociedad construye?”.



“Es un sector (la juventud) que se presta a la espectacularización de la violación a las normas y la amplificación de ciertos discursos de la estupidez que son multiplicados en los medios”, añade.
Nadie duda de que las Fiestas y los encuentros clandestinos suceden, y tampoco se trata de quitar responsabilidades reales. Pero criminalizar sólo a los jóvenes es quitar responsabilidad al Estado, a las instituciones sociales, y a los medios que informan mal y propagan pánico.