
En la historia judicial de Jesús María, pocas causas tuvieron tanta complejidad como la del crimen de la adolescente Wanda Abigaíl Navarro.
Por muchos motivos. Porque se trató de un crimen con una crueldad inaudita. Por la edad de la víctima. Porque traía aparejada una situación de abuso sexual continuado. Y porque el submundo del narcomenudeo estaba latente.
Para el fiscal instructor fue una tarea casi imposible hallar pruebas contundentes.
No hubo testigos directos del hecho ni filmaciones, tampoco acompañaron los numerosos peritajes ni los ADN que se les practicaron a los imputados.
Y la larga lista de personas que declararon en el expediente ingresó en groseras contradicciones cuando fue citada a juicio.
De hecho, la sensación generalizada antes de la lectura del veredicto fue que los tres hombres que estaban detenidos quedarían condenados por los abusos sexuales y absueltos por el crimen.
Sin embargo, el jurado popular falló en forma unánime por la culpabilidad de todos los acusados, incluyendo a Romina Vernola a quien se acusaba de haber instigado el alevoso crimen.
Dicho de otra manera: la hacían responsable de haberle puesto precio a la cabeza de Wanda Navarro y de haberle prometido a los otros tres hombres una recompensa por ello.



Pelea en doble frente
Desde mucho antes que se concretara el juicio, Vernola viene sosteniendo que es inocente del delito que le achacan.
“Tiene que aparecer la persona que cometió este delito, tengo una hija y no le deseo a nadie que le pase esto como le pasó a esta familia. Quiero que se haga justicia”, ya señalaba la mujer en diciembre de 2020.
Pero conocida la condena a prisión perpetua, rompió en llanto y le pidió a su madre, Norma Piedra, que le busque nuevos defensores y apele la resolución de la Cámara que la condenó.
Así fue que, por una parte, contrataron al abogado Carlos Hairabedián, quien se viene encargando del recurso de Casación.



Y, en forma paralela, a las abogadas Laura Valles y Graciela Arroyo para que hagan un planteo ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos por vía de excepción.
Valles se tomó la laboriosa tarea de relevar todo el expediente y descubrió que hay al menos 230 pruebas que desincriminan a Vernola.
“Me animo a decir categóricamente que fue una condena sin pruebas donde ni siquiera estuvo el juicio de la duda. Acá, no se aplicaron ninguna de las garantías constitucionales. Ninguna prueba dio cuenta de la participación de Romina Vernola en el crimen espantoso de Wanda Navarro”, señaló la abogada Valles.
Pero si hubo tantas pruebas que la desincriminan, ¿cuáles sí fueron las pruebas con las que se la condenó?. Valles aportó: “Las únicas pruebas -que ni siquiera tienen la categoría de indicio- son de dos exparejas de Romina, una de ellas con antecedentes psiquiátricos y una medida de restricción por haber sido violento con ella, y de la testigo Camila Ojeda que dijo en la instrucción que conocía a Romina y que Wanda la miraba con bronca, pero que en el juicio dijo que no la conocía. Es todo lo que hay. No hay nada”.