

Casi es imposible en nuestros días no toparse con alguien del seno familiar, laboral, o del círculo social y de amistades que haya cursado Covid-19.
Y a medida de que uno se va topando por la calle con personas recuperadas de la enfermedad, escucha frases hechas que están lejos de ser científicamente válidas.
La más frecuente es la que señala que una persona recuperada “no se contagia ni contagia” y, bajo ese argumento, te estrechan en un abrazo, no usan barbijo, y no mantienen la distancia.
Pero ¿es así? ¿un recuperado ya no necesita lavarse las manos con frecuencia, no necesita usar barbijo, ni mantenerse a distancia prudente? ¿por haber cursado la enfermedad no va a contagiar ni tampoco a contagiarse?.
La respuesta que aporta el médico infectólogo Claudio Strasorier es tajante: Nada de eso es cierto. Es más, un recuperado puede contagiarse, enfermar con menos severidad que la primera vez o cursar la enfermedad de manera asintomática y, definitivamente, pue-de contagiar a otros.
¿Por qué? Sencillamente, porque la cantidad de anticuerpos que genera un expaciente Covid-19 es muy inferior a la que puede generar un paciente sometido a un programa de vacunación.


Hablando en criollo: quienes más síntomas desarrollaron (quienes peor la pasaron), seguramente tendrán más anticuerpos que los que la pasaron sin sentir absolutamente nada.
Pero incluso los primeros tendrán menos anticuerpos que los que accedan a la vacuna.
Sin contar con otro dato clave: los anticuerpos no duran para siempre y el tiempo de inmunidad dependerá de la combinación de otros factores.
“Estamos viendo como la gente, paulatinamente, ha desdibujado las medidas de prevención que durante todo este tiempo hemos tratado de enseñar. Y por lo que estamos viendo me animo a decir que estamos en la segunda ola”, explica Strasorier.


La solución en marcha
Al médico de Jesús María, radicado hace varios años en la provincia de La Rioja, le parece central que la gente entienda que la vacuna es un “verdadero milagro” y que sus creadores deberían recibir el premio Nobel a la medicina y también de la Paz.
“Pensar que, en menos de un año, tengamos una vacuna eficiente, eficaz e inmunogénica parece ciencia ficción. No tengo la menor duda de que va a tirar por la borda todos los parámetros de investigación que tenía el mundo hasta este momento”, adelanta Strasorier.
El médico reconoció que durante gran parte del año pasado no teníamos noción sobre lo que iba a pasar, porque estábamos frente a un virus desconocido: “Vimos su trasmisibilidad, las mutaciones, la letalidad. Hoy, el escenario y el enfoque es totalmente distinto porque tenemos vacunas y se está vacunando en todo el mundo. A lo que tenemos que llegar es a un 70% de inmunidad en la población para que el virus se debilite. A fines de agosto podríamos estar viendo esto”.
En el mientras tanto, hay que hacer un gran esfuerzo para evitar el menor número de contagios, de hospitalización, y de muertes.