Otra angustia, 20 años después
Casi nadie quiere rememorar los trágicos sucesos de fines de diciembre de 2001. Dos décadas más tarde, la angustia llega de manos del sars-cov-2.

Muchos de los males actuales de Argentina comenzaron a tomar forma tras el trágico desenlace del gobierno de la Alianza, con el entonces presidente Fernando de la Rúa, allá por diciembre de 2001.
Veníamos de la ficción de pensar que nuestra moneda podía tener el mismo valor de curso legal que el dólar.
Mágicamente, sin haber hecho nunca bien los deberes, en un país donde el déficit fiscal se nos había hecho una costumbre (pésima, por cierto).
Esa Argentina que gastaba más de lo que producía nos iba llevando camino al abismo. Y llegó un momento en que la tensión social fue tan grande que ya no se pudo contener la erupción y todo estalló por los aires.
Vendría la represión en los espacios públicos, la huida en helicóptero, los 4 presidentes en once días, la declaración de nuestra economía en default, y el famoso corralito financiero como una estaca en los bolsillos de todas las clases sociales.

No hay otra manera de recordar 2001 que no sea con tristeza, con amargura, con dolor. Nunca habíamos tenido un golpe de realidad tan duro.
A nosotros que nos cansábamos de gritarle al mundo que vivíamos en un paraíso de recursos naturales y de riquezas inestimables.
20 años más tarde, una pandemia nos pone emocionalmente en un lugar parecido.
Lo que parecía estar al alcance de la mano -el final de los contagios por coronavirus- se nos esfumó repentinamente y sin explicación.
Como en un eterno deja vu que nos deja en idéntico sitio de partida, con miles de personas en aislamiento, y la sensación de que no se acaba nunca.
Un verano difícil se avecina. Ojalá que le pongamos freno a esta nueva ola antes de que colapse el sistema sanitario.