03/06/2023

¿Nuevos tiempos?

“Dios te libre de vivir épocas interesantes”

Proverbio chino

Por: Juan M. García Escalada (Psicólogo Social, Sexólogo Social y docente).

Craso, el rey de los Dorios, envió a su séquito de sabios, con un mandato-mensaje. Consultar lo siguiente a la Pitia – Oráculo: “Si se ataca a Persia, ¿qué sucederá?”
La respuesta del Oráculo, que le trajeron los sabios, fue: “Un gran imperio se perderá…”
Craso entonces alistó sus ejércitos y atacó. Los persas lo destruyeron.
Lleno de furia, Craso envió nuevamente a sus sabios a reclamar a la Pitia-Oráculo. Ésta contestó: “La culpa fue de él. (su ansiedad y su vanidad) no le permitió preguntar ‘¿Cuál era el imperio que se perdería?’”.
Muchísimos años después, el ser humano (lleno de ansiedades y vanidades con bailes de egolatría) no quiso preguntar a la Tierra qué sucedería si él se postulaba como Rey sobre ella. Creía tener su propia respuesta. Y como en una de las estrofas de la canción Pedro Navaja, “…la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida…” Silenciosamente se lo hizo saber. ¿A mí, que te di vida?
Pandemia mediante. ¿Y ahora qué sucederá?
Es la pregunta que me hicieron alumnos, a quienes he visto lejanos, desorientados. Me dicen que no le encuentran sentido a lo que estudian. En un mundo tecnológico y veloz, no encuentran el camino desde lo universal a lo particular y viceversa. Digamos una dialéctica de la educación para este tiempo que viene y vendrá.
Dicen: Necesitamos de los “grandes” (adultos) pero esto así, no. Nos aleja realmente…
Llegué a casa con cierta desazón e inquietud. Los adultos tenemos la tendencia de culpabilizar a los jóvenes. Notorio, más aún, en este presente de Adultescentes. Es cierto, el ser humano no puede tolerar la verdad cuando ésta se presenta clara, concreta y frontal. Tratará de ignorarla, haciéndose trampas a sí mismo o culpando al otro/a.

Me pregunté entonces sobre las formalidades actuales del educar en las escuelas. No sólo haciendo referencia a las escuelas públicas, también las privadas. (Éstas últimas esconden los futuros fracasos con necesidades satisfechas en el momento).
Los jóvenes, al no tener historia de vida, no pueden ver con claridad. Pero tienen, todavía, la intuición de la inocencia que los incomoda, y buscan respuestas. No se les está enseñando la relación: Educación con modelos de torre de babel-tecnológica (internet) y sentido de existencia y pertenencia por y para.
La escuela se pregunta: ¿Qué es lo que realmente quiere y necesita de ahora en adelante el alumnado (adultos en lo futuro)? ¿Más formalidades educativas y conductuales? ¿Sólo interpretadores de textos?
¿Cuál es el real intento de cambio? ¿Girar siempre en redondo?
Es como el encuentro del extraterrestre con un terrícola, éste último se queja ante aquel, sobre la falta de justicia en la Tierra.
El extraterrestre le contesta: “Entonces… ¿Por qué no la ejercen?”

Vuelvo a insistir, lo he manifestado en otros textos. Miro y escucho a personas de cierta ubicuidad social-cultural que hablan de pérdida de tiempo. ¿Qué se sigue entendiendo por pérdida de tiempo? Cuando el tiempo que se viene perdiendo indefinidamente, y soslayando conscientemente (y todo está construido para alejar) la esencia interior de los humanos. Llegamos a creer que estamos por encima de este bendito planeta Tierra. Ésa no es la educación verdadera que se necesita.
– ¿Cómo podemos hacer algo imposible? Preguntan a Dios (de cualquier modo en que se lo conciba)
– Él responde: Con entusiasmo.
Una educación que no entusiasma, porque no educa en la confianza intrínseca del ser humano, nunca podrá vivir en él (todo lo que ella contiene) la Vida.


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