
Que todo cambia y seguirá cambiando es una verdad que no admite contradicción alguna. Y lo ven con claridad quienes tienen que lidiar con los cambios de las y los jóvenes actuales.
Otra escala de valores, otra escala de prioridades, otra escala de preferencias. Ni mejor ni peor, otra. Distinta, sin corset, más abierta, más diversa.
Y los que venimos con otro molde, no entendemos nada y entramos en confrontación casi todo el tiempo.
Nuestra generación tenía un norte, un modelo a seguir, una referencia familiar, una red de contactos para el mundo laboral y un trabajo al que había que asistir y “fichar”.
Ni mejor ni peor, distinto. Más cuadradito, más seguro, menos arriesgado, más escrito con tinta invisible, más limitado en el mapa.
Europa y el resto del mundo eran para el “viaje”, existían sólo con fines turísticos, para extrañarse con lo histórico y lo moderno, para atesorar en álbumes de fotos de papel.
Pero ahora ellos quieren irse a “trabajar” a Europa y al resto del mundo en la convicción de que allá (sea donde sea) estarán mucho mejor que acá (en Argentina).



En una charla con una colega esta semana surgió el tema y me hizo un planteo interesante: “Dejalos que se vayan y que vean. Se van a dar cuenta de que Argentina es un país hermoso”. E hizo una pausa prolongada para agregar: “Claro, para los que llegamos a fin de mes”.
Y ahí está el quid de nuestro grave problema actual. Algunos que llegaban muy holgados a fin de mes, mérito de la inflación, fueron llegando holgados, ajustados, con lo justo, arañando, y pidiendo prestado para llegar a fin de mes.
Ese estrés viene mostrando a los que quieren emigrar que, quizás, no valga la pena sufrir tanto o seguirla peleando cuando en el extranjero todo parece, al menos en lo económico, mucho menos conflictivo.
En la nómina de cosas para pedirle a la clase política encabeza el pedido para que seamos muchísimos más los que lleguemos a fin de mes sin sobresaltos, sin angustias, sin estar ajustados.
Y mostrarles a los y las jóvenes (no decirles, mostrarles) que en la construcción de un nosotros no hay sólo números e ingresos. También hay encuentro, afecto, amigos, cercanía, risas, familia, y amores.