La colección arqueológica Delprato volvió a manos de Jesús María
La colección de más de 450 piezas estuvo en guarda en el Museo Jesuítico Nacional desde 1990 y pasó a manos del municipio en octubre de este año. Una pequeña muestra se exhibe en el Museo de la ciudad Luis Biondi.

La colección arqueológica que ocupó la vida del arqueólogo amateur Jorge Delprato volvió a las manos del municipio de Jesús María en carácter de “tenedora”, después de haber estado en guarda durante 33 años en la Estancia Jesús María.
En el 1,3 kilómetro que separa al Museo Jesuítico Nacional del Museo de la Ciudad Luis Biondi participó personal de Policía Ambiental, de Delitos Culturales, y de Arqueología de la provincia de Córdoba.
Hubo que diseñar previamente un croquis con el recorrido que iban a hacer entre ambas sedes, en medio de un operativo gigante de traslado.
Se trata de un conjunto de más de 450 piezas de todo tipo que el jesusmariense recolectó a lo largo de toda su vida.

Sus excavaciones tuvieron lugar entre 1951 y 1975/76 mayoritariamente en la zona comprendida entre Jesús María, Colonia Caroya, y La Granja.
La Municipalidad decidió “comprar” los estudios de campo de Delprato que venían junto a la valiosa colección arqueológica. Aunque Delprato no tenía un título oficial como arqueólogo, actuó y se desempeñó como si lo fuera y sus cuadernos demuestran que no hizo nada improvisado.
En aquel momento, la operación se realizó por 6 millones de australes que en esa fecha permitían comprar 1047 dólares. Medida en pesos argentinos equivaldría a invertir hoy unos $ 8 millones.

Revisión exhaustiva
Desde que está en Jesús María, la colección viene siendo evaluada, revisada, y acomodada por la artista plástica Carmen Moyano, directora del Museo de la Ciudad, y por la técnica museóloga Analía Cortés.
Ambas aseguran que la cantidad de objetos permitirían armar todo un museo de arqueología que fuese referente de la zona.
Entre las piezas, hay restos de piezas textiles que casi no hay en el resto de la provincia, hay figuras antropomorfas, figuras de pájaros, vasijas de varios tamaños, puntas de flecha, morteros.
“Han trabajado el cuarzo, el hueso, con mucho detalle. Es una colección que merece un estudio porque es muy interesante. (Delprato) hizo expediciones con Dreidemie (fundador del Museo Jesuítico Nacional) que era arqueólogo y sus cuadernos de campo revelan conocimientos de un profesional no de un amateur”, señala Moyano.

Delprato fue muy preciso en el uso del lenguaje, en los datos, las medidas, las fotografías, las ilustraciones. Tuvo muchísimo cuidado para registrar cada una de las piezas.
“Se ven los conocimientos que él tenía porque la colección está armada por número de inventario, y hay objetos que forman parte de un conjunto. Todo está identificado con su número de inventario. Dentro de lo que es el protocolo para registrar una colección lo que hizo Delprato cumple”, agrega Cortés.
“Debería abrirse la colección -añade Cortés- para una investigación para que todos puedan conocerla, para armar un guión museológico nuevo, mejorar las descripciones de los objetos, y añadirle nuevos datos”.




La primera exhibición
Como parte de la Noche de los Museos, Jesús María decidió exhibir unos poquitos objetos y algunos cuadernos en el Museo Biondi, un puntapié para todo lo que vendrá.
La intención en un futuro próximo, una vez que todos los objetos sean catalogados, limpiados, y guardados con todas las medidas de resguardo, es que puedan ir renovándose las piezas, entre las cuales hay algunas muy interesantes.