

Cuando asumió Gustavo Brandán como intendente en 2015, se creó el área de Planificación Estratégica y se le encomendó a Mario Rojas la tarea de proyectar la ciudad del futuro.
Junto a la Universidad Nacional de Córdoba se identificaron siete ejes temáticos con situaciones críticas y se decidió elegir los tres que parecían más acuciantes: desarrollo social (salud, educación), ambiente y usos de suelo.
Sobre este último es que los ediles caroyenses en la sesión del 22 de junio decidieron mostrar un avance al aprobar una ordenanza que regula las diversas formas de ocupación del suelo dentro del ejido, conforme a las actividades que se desarrollan o que se van a desarrollar allí.
El punto saliente es que la norma supone la ampliación de la llamada zona “urbana” en alrededor de 150 hectáreas o lo que es lo mismo la superficie de unos 83 anfiteatros del Festival de Doma y Folklore.


Loteable, pero progresivo
Para evitar el impacto paisajístico entre la finalización de la zona urbana y el inicio de la zona rural, se estableció que los nuevos lotes tengan entre 450 y mil metros cuadrados.
Así, los lotes más chicos quedarán pegados a la zona urbana ya existente, y los más grandes a la zona rural.
En el caso de los lotes que colinden con el inicio de la zona rural, sólo podrá construirse una vivienda, para preservar el paisaje caroyense.
La nueva zona urbana se ubica entre las calles 30, 56, 96 y 124 e incluye, desde ahora, a los lotes 17B, 16A, 42A, 8C, 7D, 7C, y 36D, según el Plano de Designación Oficial dentro del ejido de Colonia Caroya.
Vale consignar que algunos de esos lotes estaban a medio urbanizar y que ocupan actualmente algunos barrios construidos a fines de la década de 1990 y principios de los años 2000.


La explicación oficial
En el parte de prensa del Concejo Deliberante caroyense se explicó: “Esta ordenanza, de carácter histórico, fue analizada durante meses con el aval de destacados especialistas en la materia. Por criterio unánime, la norma respeta la idiosincrasia del pueblo caroyense, atento a la necesidad de preservar el espíritu urbano – rural de la ciudad, previendo su crecimiento armónico y sustentable”.
Se denomina al nuevo territorio incorporado “Área Urbanizable Segunda Sección”.
“La norma -sigue el parte de prensa- buscará ‘orientar el crecimiento urbano de la ciudad, propiciando el desarrollo armónico y equilibrado, con una visión de crecimiento futuro de la ciudad. Redefine el modelo lineal fundacional por un modelo policéntrico’, es decir, que buscará descentralizar la actividad social, económica, productiva, entre otras”.


Una de las innovaciones presentadas es la incorporación del concepto de “macro manzanas”, concebidas como “espacios urbanos multifuncionales en donde, a partir de la regulación del uso del suelo y la regulación edilicia, se posibilita la convivencia de usos residenciales mono y multifamiliares, con comercios, servicios y actividades productivas dentro de las categorías de pequeña y mediana escala”.
El equipo consultor externo estuvo conformado por la Dra. y Arq. Mónica Martínez y el Mg. y Arq. Alfredo Marinelli, quienes elaboraron los documentos de estudio que fueron oportunamente puestos en consideración del Consejo Asesor de Planificación Estratégica.