Invitado por La Rural, Kovadloff dejó un mensaje esperanzador para la juventud
La disertación del filósofo y ensayista le apuntó al tramo joven de la jornada sobre la participación del sector productivo en la política Argentina.

Santiago Kovadloff fue el disertante destacado de la jornada que organizó durante la semana la Sociedad Rural de Jesús María y que tuvo como objetivo debatir la participación política del ruralismo argentino.
Al filósofo y ensayista le llevó alrededor de 40 minutos condensar un mensaje cargado de esperanzas para la parte más joven del auditorio.
“Quisiera dedicar esta charla a ustedes, los que tienen menos de 25 años, porque me parece que el deber de las generaciones que los preceden es revertir la desesperanza”, comenzó diciendo Kovadloff.
“Es decir, no exponerlos a un diagnóstico terminal sobre el porvenir. El futuro no es lo que va a pasar. El futuro es lo que hoy constituye un proyecto y no hay futuro sino hay un proyecto”, añadió el escritor.
Kovadloff jugó con la noción de que hay que venir al presente desde los proyectos que queremos ver convertidos en realidad.
Y que, en realidad, no hay que esperar nada del “mañana” si no hay proyectos ni están formulados para llevarnos hacia ese horizonte.

Futuro y construcción
“Cuando uno suele decirle a los jóvenes que son el porvenir de la patria hay que ser muy precisos con lo que se les dice. No es que tengan tiempo por delante solamente ni primordialmente. El tema de fondo es otro: es saber si ustedes pueden reconocer, en quienes los precedieron, la existencia de un proyecto de país que van a heredar no como hecho consumado sino como tarea”, advirtió Kovadloff.
Para el filósofo, toda herencia verdadera no es un repertorio de logros que no exigen ser retrabajados. En su concepción, el verdadero heredero es alguien que recibe una tarea, recibe un patrimonio a ser remodelado por su propia iniciativa.
Y destacó: “Quien así entiende lo que recibe, entiende también que tiene la responsabilidad de preservar lo que recibe transformándolo. De lo contrario, el concepto de porvenir es frívolo, y la concepción de un idealismo hueco”.

Elogio de la esperanza
Para Kovadloff, la esperanza no es ni el optimismo ni el pesimismo. Los pesimistas y los optimistas son idénticos porque tantos unos como otros sostienen que algún día las cosas van a cambiar o no van a cambiar nunca. Los dos prescinden de la responsabilidad de construir.
“En cambio -diferenció-, los esperanzados son personas que creen que allí donde el panorama de la realidad parece homogéneo o inamovible, hay matices que anuncian posibilidades de transformación. Es decir, creen que es posible transformar la realidad mediante el trabajo, a pesar de que no es seguro alcanzar el objetivo que se quiere”.
“Si bien hay riesgo cuando se emprende la aventura de construir ciudadanía, es imprescindible que lo intentemos porque lo que caracteriza al ser humano cuando es libre, es el sentido de la dignidad”, aportó.
“Uno no emprende la tarea de construcción de la república porque esté seguro de que lo vaya a lograr sino porque le resulta indispensable desde su dignidad personal emprender la tarea”, destacó sobre el final de su alocución dedicada a los jóvenes y que mereció copiosos aplausos.