

El Festival de Jesús María (así, a secas, sin el adorno de “Doma y Folklore”) es una marca registrada desde hace años.
Basta con mencionar su nombre para saber que se trata de una fiesta que combina dosis parecidas de espectáculos con caballos y shows en el escenario Martín Fierro.
Y si en algún momento fue un bastión de la “argentinidad” criolla y tradicionalista, con el correr de los años le fue dando lugar a otras expresiones musicales como el pop, la música latina y romántica, la cumbia villera, la cumbia santafesina, y el cuarteto.
También le fue haciendo lugar a reclamos de las asociaciones que protegen los derechos de los animales, entendiendo que algunas de sus prácticas podría entenderse como “maltrato”.
El tema es que los mayores cambios que se vivieron dentro de la institución fueron muy vertiginosos y la mayoría de ellos se dio desde la edición 50 en adelante.
La cara visible de esos cambios fue, durante todo este tiempo, Nicolás Tottis. Joven dirigente que ingresó como colaborador de la fiesta cuando era adolescente y que le conoce cada recoveco.
Ha madurado estudiándolo, viéndole las falencias y, rodeado de un equipo joven como él, ha tenido la chance de ser “osado” en nuevos desafíos y propuestas.
Taquillas récord y utilidades generosas vienen siendo el combo sobre el que se asienta el alto porcentaje de aprobación con el que cuenta el dirigente.


Una propuesta más audaz
El pináculo de todo este proceso madurativo tuvo lugar esta semana cuando, en ocasión de cumplir la fiesta sus 57 años, Tottis adelantó su visión sobre lo que viene para el Festival.
“El festival necesita cambios desde su esencia para poder seguir vigente por 56 años más. Desde lo artístico, desde el campo de la jineteada, desde todo. Hay que trabajarlo todo el año, hay que transformarlo, armar un nuevo festival para 2024”, sentenció convencido.
“El festival del futuro -continuó el presidente de la fiesta- tiene que ser un festival de menos días. Todos sabemos que no hay tanta renovación entre los artistas del folklore. En estos años el cuarteto ha sido el que ha generado mayor convocatoria. Pasa también en otros géneros. Tenemos que pensar en una nueva estructura, un nuevo formato de festival”.
Pero cuando se le pidieron detalles sobre esos cambios, Tottis le apuntó al corazón de la fiesta que es la jineteada y dio a entender que las “jineteadas” debieran ir dándole paso paulatinamente a las “destrezas” hasta que las primeras representen la parte menor del espectáculo con caballos.
“Lo del campo de la jineteada -concluyó- hay que trabajarlo seriamente. Desde el uso del casco, el tema del rebenque, de las espuelas, y escuchar a todos los sectores para que el Festival siga vigente”.


Cambios en el nombre
Las reacciones entre los usuarios de redes locales no se hizo esperar y la resistencia a los cambios propuestos pareció, a simple vista y sin ningún mecanismo científico de cálculo, desfavorable a lo propuesto desde la actual comisión.
Máxime cuando en forma “personal” Tottis opinó que el festival debiera dejar atrás los términos Doma y Folklore para reemplazarlos por Música y Destrezas.
De todos modos, el debate quedó planteado para la edición de 2024 y que el proceso transformador debiera abarcar lo que resta de este año y la edición de 2023.
En el medio habrá elecciones y renovación de autoridades, el dato más saliente ahora.