23/03/2023

Gracias, Messi, por la dosis de cordura

Movidos por el inexplicable triunfalismo, muchos argentinos parecen festejar un nuevo título mundial sin haber pisado siquiera el césped de Qatar.

No vamos a ser campeones de entrada como pensamos los argentinos”, viene de decir, sensato, uno de los mejores jugadores de fútbol de la historia: Lionel Messi.

El mismo Messi que emociona en la miniserie de estrenó Netflix, recientemente, Sean eternos, campeones de América.

Se trata de un capitán distinto, de un tipo de líder distinto, pero que inspira con su humildad, con la forma en que transpira la camiseta, y con la forma en la que le hemos visto sufrir cada decepción con la Selección Argentina.

Pero ¿por qué dice lo que dice? ¿Se está atajando frente a otra eventual amargura nacional? ¿Le falta fe, le falta equipo?

La respuesta es: No. Ni miedo, ni achique, ni arrugue. Sólo sensatez hay en la frase de Messi.

“A nivel presión creo que nosotros tenemos que aislarnos de todo lo que vive la gente. Si bien nosotros tenemos una ilusión grande, también somos realistas y conscientes de que estamos pasando por un buen momento”, confiesa.

Y agrega: “al mismo tiempo tenemos que saber que es un Mundial, que es muy difícil, donde todos los detalles suman y cualquier detalle te puede dejar fuera”.

“Tenemos que ir del primero al último partido de la misma manera. Es un grupo que siempre lo hace sea cual sea el partido, lo juega con la misma intensidad y concentración, y creo que eso es importantísimo. Todo ello sabiendo que vamos a ir a pelear, pero que no vamos a ser campeones de entrada como pensamos los argentinos”, explica.

Y es que Messi sabe de fracasos. Los vivió en los mundiales de 2006, 2010, y en 2014 donde estuvo más cerca que nunca de otra hazaña nacional.

Y fue en referencia a ese mundial que Messi se atrevió a comparar aquel ciclo y aquel grupo de jugadores con el actual.

Son las 32 mejores selecciones del mundo las que van por la misma gloria y siempre es un orgullo que un equipo nacional pueda estar entre los 8 principales, o los cuatro, o los dos finalistas.

Pero sabemos también que llegar ahí es cuestión de dosis iguales de entrega, buen juego, y aprovechamiento de oportunidades. Y hasta un poco de suerte: una pelota en un palo o en un travesaño pueden hacer la diferencia.

Que no nos gane el exceso de confianza, aunque vayamos confiados en la fortaleza de un plantel que está en gran nivel.

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