

Todas las preguntas aún sin respuestas sobre el inexplicable crimen de una adolescente de 15 años comenzará a develarse esta semana cuando arranque la audiencia inicial del juicio que tendrá en el banquillo de los acusados a cuatro personas.
Tres hombres – Mario García, Maximiliano Vargas y Claudio Schmidt- y una mujer -Romina Vernola- enfrentan graves cargos ya que la Fiscalía de Instrucción de Jesús María los halló penalmente responsables de va- rios delitos en contra de Wanda Abigaíl Navarro.
Para el fiscal Guillermo Monti -quien por un mecanismo de excepción también oficiará co-mo fiscal de Cámara- los autores de la muerte de Wanda fueron los tres hombres y antes de eso también los consideró responsables de abuso sexual sobre la menor, aprovechándose de su inmadurez.
Y a la mujer la encontró responsable de haber prometido recompensa por la muerte de la adolescente.
Se trata de uno de los escasos antecedentes que obran en la Justicia local sobre el uso de sicarios para concretar un asesinato.


Vernola viene de aceptar en juicio abreviado su responsabilidad en otra causa como integrante de una red que vendía drogas entre Villa del Totoral, Jesús María y Colonia Caroya.
En ese juicio, uno de los testigos reconstruye una charla con la mujer en la que ésta le reconoce que estuvo muy enojada con él y que hasta había pensado en darle un susto con unos “matones”.
“Mirá si se les iba la mano como se les fue con la chica”, cuenta el testigo que le dijo Vernola. Y ese testimonio está transcripto en la sentencia con un dato triste: los “matones” aceptaban como paga para sus aprietes “entre tres y cinco gramos de droga, alitas de cocaína, como forma de pago”.


¿Fue ajuste de cuentas?
Muchas cosas que después se fueron confirmando en la investigación penal arrancaron como un “chisme” de barrio viralizado por whatsapp.
El primero de esos chismes hablaba de un “ajuste de cuentas”. En el juicio que arrancará este miércoles el fiscal Monti tendrá que demostrar que se trató de un ajuste de cuentas. Y tiene varias piezas para sustentar sus sospechas.
El otro “chisme” que se viralizó por whatsapp hablaba de que los presuntos femicidas de la adolescente, en realidad, no debían matarla sino darle una golpiza para dejar un “mensaje” y que a García, Vargas y Schmidt se les fue la mano.
Y más allá del silencio sepulcral que la causa generó en el barrio, también habría piezas de la investigación para encajar en ese complejo rompecabezas que fue este crimen.


Wanda fue vista por última vez con vida el jueves 23 de agosto de 2018 cuando debía dirigirse al IPEM Giovanni Bosco de Colonia Caroya. Su cadáver fue encontrado dos días más tarde en la extensa Estancia La Florida. Estaba semidesnuda, y con gran parte del cuerpo mutilado.
Una semana más tarde, los tres hombres sospechados de haberle dado muerte ya estaban detenidos. Y la pieza que faltaba en la acusación, la de la presunta autoría intelectual del crimen, se dio a conocer en junio de 2020.
A poco de conocerse el crimen, la familia de Wanda se constituyó como querellante particular bajo el patrocinio legal de Carlos Nayi. Como era de esperarse, hasta ahora todos los imputados declararon desconocerse entre ellos y desconocer también a los integrantes de la familia de Wanda, más allá de la cercanía física por vivir en el mismo vecindario.
El juicio promete revelar la cadena de acontecimientos que llevaron al peor de los crímenes que Jesús María recuerde.