
Sentir que somos importantes para alguien. Sentir que lo que hacemos contribuye en algo a la comunidad en la que vivimos. Sentir que somos protagonistas de nuestra vida cuando la defendemos y defendemos la de los demás.
Y, como decía el sabio sacerdote Mamerto Menapace, entender que venimos a esta vida con tres propósitos: 1) a aprender a amar, 2) a dejar huella, y 3) a ser felices.
La creación de Adolescentes Contra el Sida en Jesús María fue una apuesta de amor y, por eso mismo, no podía fallar.
Entender que tenemos que cuidar la vida, no desperdiciar la oportunidad de ser felices, y prestar un servicio desinteresado al prójimo, sólo por el hecho de ser prójimo.



ACES fue importante durante todo estos años para miles en nuestra zona y fuera de ella. Dentro de ACES todos se sintieron útiles a la comunidad en la que viven.
Y dentro de ACES todos y cada uno fue protagonista. En 30 años de prolífica existencia, pasaron adolescentes y jóvenes que, más tarde, lograron ser protagonistas en otros espacios también.
“Tenemos que apuntar a educar. Para que la apuesta por la vida siga siendo desde la salud que significa instrumentar cuidados en esta actividad que en la mayoría de los casos es recreativa y no procreativa. Estamos hablando de una actividad recreativa que está incrustada en nuestra esencia humana. Negar eso es desconocer la naturaleza”, razona Ignacio Aguirre, fundador de ACES con la misma insistencia con que lo planteaba en 1992.
Hoy, puede parecer sencillo hablar de relaciones protegidas, del uso de preservativos, del consumo de estupefacientes. Pero hacerlo hace 30 años en Jesús María, Colonia Caroya o Sinsacate era, sencillamente, casi un escándalo.



Y ACES tuvo la inteligencia de acorazarse como grupo, sin permitir una utilización política del espacio, ni tampoco una financiación externa que condicionara su funcionamiento.
Y redobló la apuesta con el mensaje de cuidarse para cuidar, de ser tolerante con el que piensa diferente, y de ser tan diverso que toda manifestación tenga lugar dentro del espacio.
Como obra de amor no tenía antecedente en esta zona. Una ONG pensada para jóvenes y que de ellos partieran los mensajes educativos a otros pares, a otros semejantes.
El amor ha sido el motor que los trajo hasta acá y, seguramente, será el motor que los impulse hacia adelante.