El IPETYM 69 necesita una millonaria inversión si quiere volver a clases
60 años después de su creación, las instalaciones edilicias muestran un nivel de deterioro que impiden que pueda iniciarse el ciclo lectivo 2021 con normalidad. Arquitectura del Ministerio de Educación relevó la situación el viernes. El intendente Picat le pidió al ministro Grahovac que intervenga.

La “Técnica” fue durante décadas la decana de las escuelas de su tipo en el norte cordobés. Nació como IPET 23, migró a IPEM 69 y a IPETYM 69, pero siempre con la consigna de una educación de excelencia.
A lo largo de su prolífica historia, el alumnado fue capaz de diseñar y poner en funcionamiento los dispositivos más novedosos, ganar ferias de ciencia, presentar prototipos de vehículos, y dejar en el mercado laboral un material humano altamente calificado.
Pero, desde lo edilicio, no se dio idéntico progreso y tras un año de haber tenido cerrado el colegio por la pandemia se evidenciaron más que nunca sus defectos.
Hay que decirlo con claridad. ni con las ganancias 2020 del Festival de Doma ni con el porcentaje que le toca del Fondo para la Descentralización del Mantenimiento de Edificios Escolares Provinciales (FODEMEEP), el IPETYM 69 puede arreglar lo que está roto, caído, húmedo, deteriorado.

La parte que se salva de todo el desastre es la de los talleres que se encuentra un poco más íntegra, pero al resto habría que demolerlo y volverlo a construir o hacerle una reparación profunda que incluya sacar todos los revoques, poner las paredes desnudas, resolver las pérdidas de agua, y renovar cañerías, antes de volver a revocar.
Funcionarios del municipio que estuvieron en las instalaciones calcularon que esos trabajos demandarán entre tres y cuatro millones de pesos, razón por la que urgía un contacto directo con el Ministerio de Educación.

Por ahora, relevamiento
El intendente Luis Picat apeló al contacto directo con el ministro Walter Grahovac para exponerle la situación y el funcionario provincial se comprome- tió a enviar técnicos de Arquitectura, que depende del Ministerio de Educación, para relevar la situación. Después de eso, se resolverá cómo y cuándo se procede a la reparación integral del edificio.
Picat no se quedó con eso y decidió ir un poco más allá. Tras recibir una negativa de plano para la eventual construcción de un edificio nuevo para el colegio -ya que cuenta con terreno suficiente como para encarar ese proceso- el jefe comunal sugirió una participación público privada que incluya a la provincia y al municipio para construir un edificio modular.
La idea le sonó interesante al ministro, pero quedaron en seguir conversando sobre el tema.
Hoy, el colegio tiene alrededor de 900 alumnos y su retorno a clases, hasta nuevo aviso, será en la virtualidad.
Habrá que ver si el tramo práctico de la enseñanza, que se desarrolla en los talleres, puede ponerse en marcha ya que es la parte edilicia que menos sufrió el embate del encierro.

¿Y la gestión?
Está claro que el avance en el deterioro del edificio escolar no fue de un año para el otro. Ni siquiera la pandemia ha sido la causante de su aceleramiento.
Está claro que las autoridades escolares no fueron conscientes de este deterioro, que quizás el día a día les impidió pedir ayuda a tiempo.
Lo que está claro es que con los alumnos sin concurrir a clases durante casi un año se desaprovechó un tiempo valioso para ejecutar cualquier mejora. Una pena que los dueños de casa se hayan dejado estar.