31/03/2023

El final, al final

Un intento de explicación sobre el origen de este presente de violencia en las sociedades actuales.

Por: Juan Manuel García Escalada (Psicólogo Social, Sexólogo Social, Docente jubilado)

Parafraseo (sin menoscabarla) estrofas de esa hermosa canción “Fiesta” de Joan Manuel Serrat (Barcelona -1943). “…Vamos subiendo (bajando) la cuesta que allá arriba (abajo) se… acaba la fiesta…”

Nuestra “fiesta” actual. ¿Cómo lo ejemplifico? ¿Cómo una escalera? ¿Cómo una pirámide? ¿Cómo un descenso? De un modo u otro, no está llevando a un jolgorio.

Puede ser como base o piso superior. De arriba hacia abajo y viceversa. Veamos entonces de qué se trata.

¿Qué ha sucedido para que en las sociedades actuales se haya producido este presente de violencia?
¿Dónde comienza esto?

Hay un comienzo. Miedo.

Miedo a perder (parece) no la vida en sí, (el Capital desvió, traicionando sus propios principios a un delirante exitismo capitalista actual) sino la conciencia del eterno-felicidad, para embromar la finitud humana y hacernos creer que seríamos eternos en vida y en consumo.

Se pierde la dialéctica de Vida. Tenemos miedo perder a: Tener. ¿Quién se acuerda del Ser?

El Ser ha sido devaluado. Y cuando la banalidad del consumo olvida las preguntas importantes del ser humano, y las respuestas no llegan en la inmediatez que se presentan y se pretende, sucede lo siguiente: No hay respuesta, hay Violencia.

¿Dónde comienza? Cómo siempre en Casa. Como dice la gente de Santiago del Estero: “Casa más, casas menos, igualito…” una réplica que abarca como magma en la sociedad que se encierra en sí misma a partir de la familia como un coto ante las incertidumbres.

Cierra ese coto y surgen los prejuicios. Primer escalón, para subir o bajar. Coto cerrado, agregamos Medios de comunicación y Redes sociales con su bombardeo constante y comienza la eclosión que irá en aumento. El comienzo.

El otro como enemigo

Los Prejuicios irán dando una mirada de Otredad hacia el otro/a/e, se lo mirará como opuesto, no diferente.

Esa Otredad que se irá manifestando en distancia va construyendo un recorrido hacia un Discurso de odio hacia el otro humano.

Y si nos vamos transformando en agresivos verbales la puerta de la Discriminación ya está. Ya que ésta, se instala de modos variopintos, como un tipo determinado de actitud hacia la belleza, la pobreza, la vejez, las figuras físicas, las pertenencias, la riqueza.

Y en ese continuo, viene la imaginación: aparecen los Símbolos. Ejemplos: Símbolos gráficos (como cuando una utilitaria de redes sociales mostró cara de asco porque una exvedette apareció natural en una playa).

Símbolos no sólo gráficos, sino que se simboliza a través de las palabras, oraciones, entonaciones, exabruptos y con (ello) la falsa premisa: la libertad me permite todo. ¡!Vaya, vaya!!

Y van llegando los nuevos escalones o bajadas. Como se prefiera.

Violencia que mata

La violencia se va incubando hacia lo posterior que es la Violencia Física. No hay empatía. No hay mirada a los ojos. La mente reacciona porque ha venido llenándose de miedos, todos conjeturales, que buscan una liberación. No soy yo. Es el otro,a,e. Ese extraño. Ese distante.

Los demás me circundan. Me rodean caras extrañas. Pero soy yo el único capaz de lograr sólo, (y sólo yo), mis metas, los demás me molestan. No los necesito. Ya estoy acompañado por mis tatuajes. Soy distinto. Soy libre.

El inconsciente engaña y extraña a la vez la compañía de ese alguien que me sostenga, que me da identidad y si me abandonan: Se mata, se asesina. De allí, la muerte, el asesinato.

Llegamos al final del recorrido.

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