El Eco Bus América de Jorien Timmers estuvo en Jesús María

La psicóloga holandesa Jorien Timmers (32) -durante un viaje como mochilera por Sudamérica- tomó conciencia sobre la enorme cantidad de residuos plásticos de difícil recuperación que producimos y desechamos los seres humanos.

Por eso, de regreso a su país, con el fruto de un año y medio de trabajo y a través de crowfunding ahorró lo suficiente como para embarcarse en una aventura de cuatro años por América del Sur.

¿Cómo lo hizo? A bordo del Eco Bus América, una traffic que compró en Bolivia y que ya está llegando al final del recorrido después de cientos de charlas de concientización.

Jorien aclara que no lo hizo por Sudamérica por pensar que aquí se produce más desecho plástico que en Europa sino porque quedó extasiada por las maravillas naturales con las que se topó de este lado del planeta.

Y lo hace también por el idioma, por la posibilidad de ejercitarlo, cosa que hace muy bien.

“Quizás acá (el problema) sea un poco más visible y a mí me tocó descubrirlo así. Holanda, por ejemplo, envía su plástico a otros países y que ellos se las arreglen lo cual es una vergüenza. No lo hago porque sea europea”, insiste en aclarar.

Un trabajo de hormiga

En diciembre concluirá esta etapa que la llevó por diversos rincones de Latinoamérica a lo largo de cuatro años. Quiere volver a Holanda porque en este tiempo fue tía y extraña sus afectos, pero asegura que va redoblar la apuesta desde allá.

En su cuenta de Instagram Eco Bus América, Jorien fue mostrando varias de las acciones que pudo realizar en nuestro país en Chaco, Santa Fe, y Córdoba, y que la llevará pronto a Buenos Aires, tramo final del recorrido.

Y también va alternando con tips ecológicos que invitan, por ejemplo, a fabricarnos nuestro propio desodorante, o nuestra propia pasta de dientes, así como alternativas al uso de esponjas o de cinta adhesiva, y hasta cómo fabricar tu propio limpiador multiuso orgánico.

Con registro de soprano y destreza en la ejecución de algunos instrumentos, la joven holandesa centró sus esfuerzos principalmente en colegios y en charlas motivadoras.

“Pensar que los que tienen más dinero pueden hacerlo mejor es una equivocación porque hay muchísimas alternativas al uso de plásticos, de cosas que duran mucho más tiempo y que no tenés que renovar todo el tiempo”, explica Jorien.

Pocos saben, por ejemplo, que existen hisopos lavables que, aunque más caros, se amortizan con creces frente a la constante compra de descartables.

El otro claro ejemplo es el uso de las toallas femeninas que, en promedio, cada mujer usa alrededor de 10 mil en su vida. La copa menstrual supone no sólo un ahorro frente a eso sino menos residuos.

Otra forma de vivir

“Empecé a vivir sin plásticos y no me imaginaba el cambio enorme que le estaba haciendo a mi vida. Además, decidí que tampoco iba a comprar ropa nueva. Cada cosa que necesito, voy y compro en segunda mano. Eso no solo economiza, sino que te hace pensar en qué cosas realmente necesitás”, aclara Jorien.

“Y empecé a caminar -añade- las ciudades con otra mirada. Me fijo mucho más en su vegetación, en su arquitectura, y no tanto en las cosas que puedo comprar allí. En resumen, abandonás la lógica del consumismo, comprás menos y ves más”.

Jorien invita a pensar en que lo que podría parecer un viaje costosísimo es, en realidad, un viaje que se puede hacer porque si bien es cierto que tiene gastos de combustible y alimentos, no tiene gastos de servicios como gas o electricidad ni tampoco de hotelería.

Sobre la forma de sostenerse en el durante, Jorien aclara: “El proyecto se sustenta sobre la base de colaboraciones. Hay escuelas que me pueden pagar algo y otras con las que establecemos un intercambio de frutas y verduras que son mi principal fuente de alimentación. El objetivo no fue ganar dinero sino poder seguir adelante”

“Y en el camino me he topado con gente que ayudó, me alojó, me invitó a comer. Eso fue como mágico porque eso siempre llegó cuando más lo necesitaba”, cierra la psicóloga y música.