04/10/2023

El adiós de “Pepe” Mujica

Ejemplo de resiliencia, el expresidente de Uruguay abandonó su carrera política con un mensaje extraordinario que genera envidia ajena.

Uruguayan President Jose Mujica speaks during a press conference at the Uruguayan embassy in Stockholm on October 13, 2011. Mujica is on an European tour to visit also Norway, Germany and Belgium.AFP PHOTO/JONATHAN NACKSTRAND (Photo credit should read JONATHAN NACKSTRAND/AFP/Getty Images)

“Hay que darle gracias a la vida; triunfar en la vida no es ganar, triunfar en la vida es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae”, con un mensaje así de contundente y así de simple José Mujica le decía adiós a una fructífera carrera política.
Podría haberse quedado, pero con sus 85 pirulos bien vividos decidió que era momento de pasar la posta a las nuevas generaciones.
Tenía un papelito en la mano, al que apenas acudió en pocas oportunidades. Y es que Pepe nos acostumbró a que le discursee el corazón y dejar enhebradas enseñanzas tras enseñanzas.
No se olvidaba, claro, de los difíciles momentos que le tocó vivir en dictadura ni de los crueles tormentos que atravesó, pero el mensaje de Mujica no estaba plagado de reproches ni de lamentos. Todo lo contrario.
“Soy pasional, pero en mi jardín hace décadas que no cultivo el odio, porque aprendí una dura lección que me puso la vida, que el odio termina estupidizando, porque nos hace perder objetividad frente a las cosas”, dijo convencido y antes de rematar: “El odio es ciego, como el amor, pero el amor es creador, y el odio nos destruye”.

Escuchar a Mujica nos pone en una vibración inevitable, la del conciliador, la del que construye, la del que defiende sus diferencias pero no aplasta al diferente. Si hay que llegar a esa edad, qué mejor que llegar con esa entereza humana y esas ganas de vivir.
Nos da envidia ajena, de la buena, toparnos con políticos de esa estirpe, aunque sea en el país del lado, en el que siempre nos muestran una forma de hacer diferente.
Argentina tuvo políticos de esa madera a lo largo de su historia, pero la verdad es que andan escaseando en estos últimos tiempos y uno ruega que se nos conceda el milagro, no muy lejano, de que tengamos un “Pepe” Mujica para aplaudir a mano abierta un largo rato.

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