
El cruel homicidio de Wanda Abigail Navarro desnudó lo que era un secreto a voces en Jesús María: hay un submundo dominado por el consumo y la venta de drogas en pequeñas cantidades.
Y la franja de consumidores no respeta edades. Hay preadolescentes que consumen y adultos con hijos y nietos que también lo hacen. Tampoco respeta geografías ni clases sociales. No importa si tenés mucho o tenés poco ni en qué barrio vivas.
Los funcionarios que investigan el fenómeno del narcomenudeo, consultados por Primer Día, aseguran que lo que se ve es lo que hay y que ningún “vendedor” tiene la valía ni la cuantía de un Pablo Escobar. Por ahora, no hay patrón del mal en nuestra zona.
Pero eso no invalida el hecho de que hay consumidores de estupefacientes en un número que la comunidad en general desconoce, pero que la asustaría.



¿Qué tenía que ver Wanda Navarro con ese submundo? Es lo que el fiscal Guillermo Monti está intentando desentrañar con muchísima dificultad. En el vecindario de Wanda son pocos los que se animan a hablar, a realizar aportes sustanciales. Tal vez por miedo, tal vez por códigos, tal vez por amenazas.
Un repaso minucioso
Menos de un día después de que Wanda apareciera asesinada en el interior de la Estancia La Florida, cayó el primero de los detenidos: Mario Rubén García. Y una semana más tarde, lo hicieron Walter Maximiliano Vargas y Claudio Damián Schmidt. A los tres se le atribuyó el crimen, sin diferenciar entre autor principal o secundario.
En principio, unos audios de whatsapp dieron las primeras pistas. Gente que había estado con ellos los había escuchado reconocer que “se la habían mandado”. Incluso, uno de ellos fue a pedir que le devuelvan el dinero que había puesto para comer un asado.
Los mismos testimonios señalaban que la noche anterior a encontrarse con Wanda, habían estado en un conocido bar de Jesús María, cerca de Tribunales, como hasta las cinco de la mañana.
Más adelante, la aparición de otro testimonio destacó reuniones en las que el consumo de alcohol y de drogas era moneda corriente, tanto como las relaciones sexuales.
Hasta allí, un relato y la presunción de que en un “trance” narcótico a los muchachos se les podría haber ido la mano con la menor de edad. Pero eso no explicaba por qué tanta crueldad.



¿Hubo encargo?
Romina Vernola fue detenida en 2019, dentro del marco de una causa por narcomenudeo, y está con prisión preventiva esperando juicio. El fiscal antinarcóticos Ronan Sobejano fue el encargado de investigar a la mujer de Villa del Totoral que combinaba con su hermano en Colonia Caroya.
De esa causa, migró a la otra fiscalía la información de que el crimen de Wanda podría haber sido encargado por Vernola, como un ajuste de cuentas. Lo que no se pudo determinar aún es si ese ajuste de cuentas fue hacia alguien del entorno de Wanda o hacia ella misma.
La promesa de recompensa fue el último elemento incorporado, en una causa donde, tristemente, abundan los secretos.


