

El proyecto del acueducto Sierras Chicas Norte es el mismo de hace diez años, pero remozado
En septiembre de 2011, la comunidad de Colonia Caroya puso el grito en el cielo cuando se interiorizó sobre un proyecto del gobierno de Córdoba que pretendía paliar el déficit de gran parte de las Sierras Chicas en la provisión de agua potable extrayendo el agua del acuífero subterráneo del río Carnero.
Hubo proyectos normativos locales, movilización de vecinos, juntada de firmas, tractorazo por las calles de la ciudad. Y hasta hubo una carrera de chanchos del grupo Ducj Insieme que tuvo como leit motif Defendamos todos juntos el agua de Colonia Caroya.
Un año más tarde, el propio gobierno de Córdoba anunció que correría el lugar de la perforación madre fuera del ejido de Caroya, y lo ubicaría sobre la ruta A174, en La Puerta, para impulsarla por desnivel hasta General Paz, Pozo del Tigre, y Salsipuedes.
Pero sea dentro o fuera del ejido caroyense, el famoso acueducto Sierras Chicas Norte extraerá agua del acuífero del río Carnero, aunque aguas abajo. En resumen, la misma cuenca que había sido pensada originalmente.


Hace diez años, también, los ingenieros agrónomos Gabriel Saal y Sergio Chiavassa venían investigando la cuenca del río Carnero en un estudio sobre el uso social del agua.
Ya en ese tiempo advertían que la captación de agua enfrentaba tres peligrosos enemigos y que en las Sierras Chicas operaban juntos: el desmonte, los incendios, y la urbanización descontrolada.
En ese entonces, recordaron que ya había antecedentes de trasvasamiento de cuenca del río Tiú Mayú al dique San Jerónimo que abastece a La Cumbre.


La misma queja amarga
Sergio Chiavassa también integra la Mesa del Agua y el Ambiente de La Granja y confirma que el proyecto actual, licitado en marzo de este año, es el mismo de hace una década.
“La cuestión social se aplacó, la gente comenzó a pensar en otras cosas, pero el gobierno siguió pensando en lo mismo: ‘No importa, dejalos que griten ahora que, dentro de un tiempo, hacemos la obra’”, señaló con resignación.
Para el profesional, al agravante diez años después es que el avance inmobiliario fue muy importante y empeoró la situación de la provisión de agua que hacia el sur de la cuenca del Carnero es muy pobre como para abastecer a comunidades cada vez más crecientes.


“Es la misma agua que tienen que traerla de más abajo y con perforaciones más profundas. El acuífero ése demoró cien años en formarse y si lo usan sin criterio están hipotecando el futuro”, planteó Chiavassa sobre la obra en marcha.