31/03/2023

Debatir la desigualdad en los extremos

La postergación de la mujer en muchísimos aspectos no admite justificación alguna. Pero el debate en posturas extremas tampoco destraba la desigualdad en la distribución de roles.

Se puede discutir el desigual reparto de roles entre hombres y mujeres desde una postura que mira el vaso medio lleno o que lo mira medio vacío.

Y en ambos casos hablaría de que los avances no son los que esperaríamos a esta altura del siglo y en medio de tan vertiginosos avances tecnológicos.

En general, las mujeres siguen cobrando menos por idéntico trabajo que el realizado por hombres.

En general, las mujeres siguen cargando con la mayoría de las responsabilidades “domésticas” dentro de la casa y, además, son quienes más se responsabilizan por la crianza de los hijos e hijas.

Y para colmo de males, un grupo minoritario de hombres las sigue considerando objetos de su propiedad y, como tales, dignas del maltrato, abuso, y hasta disponen de su vida.

Toda violencia hacia la mujer resulta inadmisible, pero hay violencias simbólicas que son más difíciles de advertir y, por tanto, de censurar con claridad desde el minuto cero.

Y resulta entendible, entonces, que muchas mujeres levanten la voz, con energía, con furia, con indignación, en pedido de sororidad, y en reclamo de cambios urgentes en la distribución y asignación de tareas.

El problema suele radicar en la injusta adjudicación de responsabilidades a la totalidad de los hombres.

Todos parecen responsables de la violencia, del maltrato, del abuso, del acoso. Y todos parecen ejercer el patriarcado de manera cruel y dominante.

El debate en los extremos no excluye a ningún hombre y hasta el más santo se convierte en victimario en el discurso de un grupo de mujeres.

Planteado en término de guerra entre los sexos, la cuestión no arribará a ninguna parte y, por el contrario, endurecerá la postura de partes que necesitan de un diálogo constante y cotidiano si es que quieren llegar a algunos acuerdos.

Que quede claro que no se trata de una sugerencia sobre el modo en que las mujeres tienen que encarar sus luchas por más equidad.

Es sólo la observación del uso de métodos que, al menos hasta ahora, parecen no haber dado los resultados que se pretendían y que postergan logros.

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