Covid-19: Jorgelina Grossi vive su segunda cuarentena estricta en Alemania
La mujer de Jesús María está en Alemania desde marzo de 2020 y cuenta cómo viven allá la segunda cuarentena estricta.

Jorgelina Grossi viajó en marzo del año pasado a Alemania con una propuesta de trabajo y sin sospechar que, como el resto del mundo, iba a quedar en medio de una pandemia y de medidas restrictivas de circulación.
A mediados de abril de 2020, le narró a Primer Día su experiencia de confinamiento estricto en Bad Rappenau que forma parte del estado de Baden-Wurtemberg. En ese momento, Alemania tenía 130 mil contagiados y 3.000 fallecidos por Covid-19.
Pero la enfermedad aflojó en el verano europeo (nuestro invierno) y los alemanes vivieron un veranito con actividad turística plena, sin pensar que el coronavirus estaba tomando impulso para volver con todo, ahora que ellos están en pleno invierno (y nosotros en verano).
Este fin de semana, Alemania había alcanzado la cantidad de 2,26 millones de infectados y contabiliza 60.885 muertes. En comparación, a menos de un año del primer reporte de Jorgelina, la situación creció en forma desmedida.

“Luchamos todo el año pasado con el Covid-19, en el verano nos relajamos un poco, se abrió todo, y después comenzó una ola de brotes de casos y en noviembre decidieron cerrar todo de vuelta, pasarnos a la cuarentena absoluta. ¿Qué significa eso? Que solo están abiertos los supermercados y las farmacias”, explicó Grossi sobre la situación que viven hoy.
La canciller Ángela Merkel dispuso eso en noviembre pensando que durante las fiestas de fin de año podrían tener un poco más de libertad, pero no se pudo y estiraron el confinamiento estricto hasta el 14 de febrero.
No obstante eso, ya especulan con que las medidas podrían extenderse hasta Semana Santa.

Prohibido/permitido
Donde reside actualmente la jesusmariense están permitidas las reuniones familiares, con uno o dos invitados extras, pero siempre por debajo de las diez personas en total. No está abierto en este momento ningún bar ni restaurante y hay toque de queda, según la zona, desde las 20 o las 22. Después de ese horario, nadie puede circular sin justificación.
“Entre nosotros, nos cuidamos. Para las fiestas se hicieron algunas clandestinas, igual que en Argentina, pero los mismos vecinos denunciaron a la policía que aplicó multas tanto a los organizadores como para los dueños de la casa y fueron multas bastante saladas”, agregó Jorgelina.
Dentro del marco de las restricciones de circulación, los habitantes de la zona donde reside hoy Jorgelina no se pueden movilizar a más de 15 kilómetros del lugar donde viven.
Hasta la actividad física está permitida, pero con restricciones. No se puede salir en grupos, excepto si se trata de una familia, y no se puede salir de a más de tres.
A diferencia de nosotros, los alemanes tienen grandes extensiones de ciclovías que se aprovechan y que hasta conectan ciudades.
La inmunización en Alemania está demorada y las autoridades especulan que recién en noviembre toda la población será alcanzada.
Por eso, Jorgelina recomendó: “No se relajen. El virus llegó para quedarse. Esto no se resuelve ahora, va para largo. Paciencia”.