Condenados: con un señuelo femenino emboscaban y robaban en Jesús María
Una mujer fingía ofrecer servicios sexuales y con la ayuda de dos cómplices terminaba robándoles a los “clientes”. En dos procesos diferentes obtuvieron penas por encima de los cinco y los seis años de prisión.

Recientemente, en la Cámara 2ª del Crimen de la ciudad de Córdoba Roberto Palacios fue condenado a la pena de seis años y cuatro meses de prisión tras haber sido hallado culpable como coautor del delito de robo calificado por el uso de arma.
Palacios no había aceptado el juicio abreviado que sí habían solicitado sus cómplices, Lucas Acosta y Milagros Guerrero, quienes aceptaron su responsabilidad como autor y partícipe necesaria de los delitos de robo calificado por el uso de arma, y como autores del delito de estelionato en grado de tentativa.
El estelionato es una forma de defraudación especial, que se entiende como engaño, inexactitud consciente, abuso de confianza que produce o prepara un daño.
Quien comete el delito de estelionato vende un bien que hace pasar como propio.
Acosta fue condenado a la pena de cinco años y cuatro meses de prisión y Guerrero a la pena de cinco años y dos meses de prisión.

Un curioso modus operandi
Aunque en juicio sólo se pudo acreditar la existencia de un hecho delictivo en concreto no se descarta que la modalidad haya sido utilizada en otras oportunidades.
En el caso concreto, un hombre salía en compañía de Milagros Guerrero de uno de los negocios en inmediaciones de la terminal. Era de noche.
Un cliente del lugar le advirtió que en una motocicleta le estaban montando guardia dos jóvenes y que le iban a robar, pero el hombre decidió ignorar la advertencia y se marchó con la mujer.
Guerrero le sugirió que fuesen a un lugar tranquilo donde -presuntamente- iban a concretar un encuentro íntimo y así fue que se marcharon a la zona norte de la ciudad, cerca de Agua Mansa.
Y mientras estaban allí, se aparecieron Acosta y Palacios, quienes le propinaron dos duros golpes con un elemento contundente (probablemente madera o hierro) que le produjeron dos heridas cortantes que merecieron cuatro puntos de sutura cada una.
Además de robarle el estéreo del automóvil, se alzaron con billetera de cuero de color negro con $ 7.000, una tarjeta de débito, la cédula de identificación, la licencia de conducir, un anillo de oro de 18 kilates, papeles varios, las llaves del domicilio y del vehículo, y un teléfono móvil marca Samsung.
Los delincuentes simularon, además, no tener vínculo con la mujer que había servido de señuelo toda vez que le dijeron que huyera raudamente de ahí y bajo amenaza.

Las patas de la mentira
A los pocos días, Guerrero fue identificada y entrevistada por la policía, por directivas del fiscal Guillermo Monti, e intentó plantar a dos sospechosos falsos.
La investigación logró develar, además, que Guerrero usaba como nombre de fantasía laboral el de Natasha Martínez. Su falso testimonio permitió recuperar gran parte de los objetos robados a la víctima.
Algunos testimonios e imágenes de video terminaron por descubrir el engaño e incriminar a la mujer y los dos jóvenes que acaban de ser condenados por la Justicia.