04/10/2023

Con la cabeza y el corazón

Se vienen las elecciones de medio término y más allá de las broncas, también es la oportunidad de usar la única herramienta de cambio en democracia.

La clase política tiene una responsabilidad mayor respecto del ciudadano común respecto del deterioro de nuestra calidad de vida y de nuestra economía actual.

Que la inflación nos agobie, que la planificación a largo plazo sea imposible, que no se consigan financiaciones extensas, y que veamos un frágil sistema educativo, de salud, o de seguridad es responsabilidad mayor de la clase política.

Porque en democracia solo se puede “delegar” la responsabilidad respecto de qué medidas tomar para todos nosotros y lo hacemos cuando votamos.

Con el voto, le estamos dando a alguien o a algunos la oportunidad de mejorarnos (o detonarnos) nuestro presente y nuestro futuro.

Las elecciones de medio término renuevan parcialmente las bancas en el Congreso de la Nación. No es solamente votar a quienes escribirán futuras leyes. Es también la posibilidad de poner equilibrio en la distribución de las “mayorías”.

Con mayoría absoluta en el Congreso, un partido cualquiera puede aprobar lo que se le ocurra, incluso cuando eso vaya en contra de los intereses de la ciudadanía.

Y lo deseable es que cualquier ley tenga el suficiente debate, la suficiente negociación, antes de resultar aprobada. Históricamente, las mejores leyes resultaron del consenso.

Lamentablemente, en diversos períodos de nuestra historia un partido con representación absoluta ha podido aprobar leyes con argumentos mezquinos e interpretaciones retorcidas.

En una elección de término medio, además, hay una suerte de aval o rechazo a la gestión gobernante.

El próximo domingo será momento de concurrir a las urnas porque es la única herramienta que en democracia nos permite cambiar lo que no nos gusta.

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