Colonia Caroya analizó su agua para detectar herbicidas y fertilizantes: resultados que tranquilizan
Se analizaron muestras de acequias, del Canal San Carlos y de perforaciones. También, la huella hídrica de cultivos.

En coincidencia con el Día Mundial del Control de la Calidad del Agua que se celebra cada 18 de septiembre, el municipio caroyense decidió presentar una iniciativa para inventariar la calidad del agua de la ciudad.
Y como primera medida decidió difundir los resultados de distintos análisis que enviaron a realizar en los laboratorios MicroBioLab, López, y Cequimap (Centrode Química Aplicada de la UNC), en los que se analizaron muestras de agua de acequias, del Canal San Carlos y de perforaciones.
A través de la Secretaría de Control y Fiscalización, presentó el primer inventario regional de calidad del agua y buscará aprobar, a través de un proyecto de ordenanza, que sea obligatorio y vinculante a otros sectores relacionados con la industria agroalimentaria.
El objetivo final es brindar a la ciudadanía información integral participativa sobre la calidad de los recursos hídricos y aportar datos para la toma de decisiones en políticas públicas.

Un aporte a la región
Teniendo en cuenta que la mayoría de los recursos hídricos provienen de las cuencas de los dos ríos principales, el Jesús María y el Carnero, y que de allí se extrae el agua tanto para consumo humano como para riego, cualquier descubrimiento anómalo o contaminación será relevante para toda la región.
Y es relevante entender que toda actividad agropecuaria también impacta y debe ser analizada en un contexto territorial más amplio.
¿Por qué un inventario, entonces? Para documentar información que permita establecer un balance entre las existencias, movimientos y demanda de cada uno de los sectores que demandan el agua, agrupados según su criterio de uso.
No se trata sólo un registro aislado sino una sistematización y actualización de información referida a la calidad del recurso hídrico, según criterios de aptitud y prioridad y un análisis de la disponibilidad de dichos recursos.

Los primeros resultados
Se muestreo agua de red en la plaza Nicolás Avellaneda, agua para riego y consumo animal en la zona rural, agua de riego para mantenimiento de los plátanos de avenida San Martín, y de los canales Huergo y San Carlos.
En el caso del agua para riego, el informe detalló que es apta para el riego agrícola. Desde el punto de vista ecotoxicológico, evaluaron la presencia de glifosato ya que es el principal herbicida utilizado en la región y no fue detectado en las muestras, salvo en una en una cantidad minúscula.
En cuanto a la ganadería animal, concluyeron que reúne las características de calidad para el consumo animal, con ausencia de las bacterias escherichia coli y pseudomona aeruginosa.
En cuanto al uso del agua para consumo humano, los resultados indicaron que cumplen los criterios del Código Alimentario Argentino y APRHI. Mientras que tres trabajos académicos de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNC, se focalizaron en el cultivo de papa, vid y durazno.
Destacaron el potencial riesgo en el uso de fertilizantes y herbicidas, tal el caso de la atrazina. En la ganadería, el foco se puso en las concentraciones de nitrato y fósforo que también podrían contaminar aguas subterráneas y superficiales.