

Si él es culpable, es una injusticia que ella haya pasado casi un año y medio sin tener novedades relevantes sobre la investigación penal. Es como si la Justicia también la estuviese revictimizando.
Pero si él es inocente, es injusto que haya pasado todo este tiempo sosteniendo sobre sus hombros semejante acusación (y el juicio condenatorio adelantado de muchísima gente). Como se lo mire, el desempeño de la Justicia en esta causa es, cuando menos, cuestionable, más allá de que la pandemia por coronavirus pueda explicar en parte algunas de la demoras.
Claro está que el fiscal Guillermo Monti tiene entre manos una de sus causas más delicadas. De por medio, está una institución relevante de la ciudad, el Festival de Doma y Folklore, pero también el andamiaje que la sostiene: el voluntariado.
Y alguien podrá decir que el presunto hecho de abuso no ocurrió dentro del Festival ni durante la fecha de su realización, pero sí ocurrió entre su máxima autoridad y una colaboradora.
Han pasado 17 meses ya y la causa no arroja, por ahora, ninguna pista.
Cuando la denuncia cayó en manos de Monti, tomó una decisión salomónica: no le imputó el delito del que acusan a Tottis sino que lo convirtió en sospechoso “leve” por imperio del artículo 306 in fine del Código Procesal Penal.
Esto le permitía fijar domicilio y nombrar abogado defensor, representación que tomó la abogada Florencia González. Pero como nunca fue citado a declaración indagatoria, ninguno de los abogados (tampoco el de la parte acusadora) tuvo acceso al expediente. ¿Qué contiene el expediente? Sólo Monti y sus secretarios saben.


Un ajedrez complejo
Fuentes con acceso a la causa, permitieron asomarse a una mínima porción de la investigación, pero con datos sorprendentes.
Se supo, por ejemplo, que en el expediente consta un audio en el que la presunta víctima reconoce que la relación que mantuvo con Tottis no fue forzada sino consentida. Además, reconoció haber sido la emisora de ese audio.
Por otra parte, también se supo que los peritajes psicológicos habrían dejado mejor plantado a él que a ella.
Pero esos datos que parecían torcer la balanza del lado de Nicolás Tottis, fueron relativizados por el abogado de la presunta víctima, Gonzalo Ferreras.
“No se puede evaluar el audio sólo, sin el contexto. Por eso, hemos puesto a disposición de la Fiscalía -y fue aceptado como prueba- el teléfono que en ese entonces tenía la víctima para que sea peritado completamente y se sepa qué tipo de comunicaciones mantuvieron, a través de qué redes, cuál fue el tenor de las comunicaciones, y desde qué tiempo”, explicó el defensor.
Gonzalo Ferreras, abogado de la presunta víctima
Paralelamente, pusieron a disposición del fiscal el testimonio de la profesional que asiste psicológicamente a la presunta víctima que, según aseguraron, puede dar fe de que la mujer tiene síntomas compatibles con el estrés postraumático que produce un abuso.
La causa, con esos elementos, le puso nuevos condimentos a la investigación en marcha desde octubre de 2019.